Un problema silenciado
Desde hace unos años las mujeres se han atrevido a consultar sobre un problema del cual hasta ahora no se
hablaba: el vaginismo.
Aún así, creemos que se sigue necesitando divulgación sobre este trastorno, ya que son muchas las mujeres que lo padecen y pocas las que lo consultan.
¿Mucha gente sabe lo que es un vaginismo y lo que comporta?
Se considera que una mujer padece vaginismo cuando su
vagina está tan contracturada que se cierra totalmente su abertura impidiendo el acceso a su interior. Esto significa no poder usar tampones durante la menstruación, no poder hacerse una citología en las revisiones ginecológicas y no poder tener relaciones sexuales con penetración.
El vaginismo pude ser primario o vaginismo secundario.
Las causas del
vaginismo primario son profundamente desconocidas y la única explicación que hasta ahora se ha encontrado es la psicológica: una primera relación nefasta, por violación o falta de clima adecuado, recuerdos obscuros de la infancia, rechazo
al propio cuerpo, miedo al embarazo… y una lista más o menos similar, basada siempre en problemas o
traumas psíquicos no resueltos.
El
vaginismo secundario puede ser debido a un parto, a una intervención quirúrgica, a ciertas enfermedades, medicamentos o por la menopausia, pero la mujer había podido tener relaciones sexuales con penetración, anteriormente.
Las edades de las mujeres que consultan por vaginismo primario están comprendidas entre los 25 y 40 años. Las más jóvenes consultan porque se dan cuenta pronto de su limitación y quieren solucionar el problema y las más mayores porque quieren tener más éxito en su futura pareja o porque desean tener un
hijo. En este aspecto hemos de comentar que muchas mujeres se han hecho inseminaciones por la imposibilidad de tener relaciones coitales.
Parece una afectación demasiado puntual para pensar que valga la pena insistir en una difusión más exhaustiva, pero la aparición de mujeres que arrastran este problema durante muchos años y refieren haber consultado reiteradamente, y la constante aparición de casos nuevos, hace pensar que
el problema no ha sido bien tratado y, también, que
hay más gente afectada de lo que nos imaginamos: Desde chicas jóvenes que no pueden usar tampones (los padres no le dan ninguna importancia) a parejas que no tienen hijos (lo cual tampoco hace pensar a nadie, a priori, que sea por esta causa).
Evidentemente, ninguna pareja lo explica a los amigos o sólo, quizás, alguna mujer lo confiese a su madre o
a una amiga íntima.
Nos podemos preguntar ¿cómo estas mujeres que tienen pareja fija, y algunas desde hace muchos años,
pueden mantener una relación con una sexualidad tan “diferente” al resto de la gente? Tienen y viven su sexualidad, disfrutando de las sensaciones del petting y llegando incluso al orgasmo. Las parejas terminan acostumbrándose, pues los fallidos intentos durante años, hacen que lleguen a olvidarse de la penetración y a disfrutar de otra manera.
¿Qué se puede hacer?
Muchas mujeres sufren este trastorno, algunas en silencio, pensando que es algo inherente a su persona, pero otras buscan ayuda.
“hace doce años que vivo con mi marido y nunca hemos tenido relaciones con penetración…”
“fuimos novios cinco años y ahora llevamos dos de casados y nunca…”
“he tenido dos relaciones estables en mi vida, pero fracasaron… Ahora he empezado a vivir con un chico, pero me da miedo que se canse”
“hace diez años que me casé y quiero tener un hijo ¿qué puedo hacer?”
Cuando los profesionales de la ginecología se encuentran con estos casos, a menudo los derivan a profesionales de la psicología o psiquiatría. Algunas mujeres, que habían acudido con el deseo de que se les practicara una revisión ginecológica, interpretan este proceder como desatención y esto puede ser la causa de que tarden en volver a pedir ayuda. Sin embargo otras, a través de la psicoterapia, han podido entender, si la causa estaba en su mente, los motivos que las han podido llevar a sufrir esta frustrante afectación, pero casi ninguna de ellas ha podido solucionar el problema práctico, la penetración vaginal, por esta vía.
Algunos ginecólogos o ginecólogas han obtenido algún éxito, aconsejando a las mujeres que se introduzcan unas pequeñas varitas en la vagina y que vayan incrementando su grosor a medida que se pueda, solucionando a veces el caso. Aunque los resultados dependen mucho de si la mujer recibe ayuda directa
del terapeuta, información, guía y aliento; sola en casa es mucho más difícil.
Un tratamiento eficaz pero desconocido
Por otra parte, la fisioterapia especializada puede solucionar el problema con relativa facilidad. Se trata de un abordaje poco conocido y sin embargo muy eficaz que consiste en tratar el problema, diríamos que, casi como si se tratara de una contractura muscular. Primero se realizan una serie de técnicas de concientización del propio cuerpo, masajes, electroestimulación, y ejercicios, y a partir ahí se comienza con la técnica, totalmente indolora, de apertura gradual de la vagina.
Evidentemente, la experiencia de la terapeuta, su carisma y la manera de aproximarse a la mujer, tiene mucho que ver con los resultados. Crear una buena relación de confianza es básico siempre en cualquier terapia y aún más en estos casos.
Debemos pensar que la mujer afectada no tiene la costumbre de visitarse ginecológicamente, con lo cual el pudor es mayor de lo normal y se agrava con el miedo al dolor y al fracaso.
Ella piensa que su caso es único porque nadie nunca le ha hablado de este tema y tampoco ha leído artículos, ni oído por la radio o la televisión nada parecido.
¿Cómo puede ser que haya tanta gente afectada y no se comente? Se preguntan cuando les descubrimos la frecuencia de su afectación (también nos lo preguntamos la/os terapeutas).Cuando estas mujeres consiguen la penetración vaginal, pudiendo primero introducirse un tampón, sienten que han solucionado un problema de muchos años y tienen una gran sensación de éxito personal. Llanto, alegría y estupefacción se mezclan para dar paso a una nueva manera de vivir.
Pero ¿qué sucede con las respectivas parejas, con estos novios y maridos que han sido testigos, víctimas y
acompañantes del problema de su pareja? Tenemos algunas declaraciones llenas de sentimientos de culpabilidad, otros dicen que lo han soportado por amor y que, esperando un cambio, han dejado pasar el tiempo, con la confianza de que un día se arreglaría. Su sexualidad adaptada les había obligado a buscar
recursos personales, y ahora que se ha solucionado el problema de la mujer, a menudo responden con una impotencia masculina. Ironías de la vida ¿no? Se supone que el hombre, llegado el momento (tan esperado, a veces durante años) debe mostrar su virilidad. Pero esta expectativa de estar a la altura puede suponer una presión demasiado fuerte. Habitualmente, esta afectación del partenaire, es pasajera y se soluciona por si sola en la mayoría de los casos. Si se retrasara la funcionalidad del coito, entonces sí sería útil visitar a un psicólogo o psicóloga.
La conclusión es que la fisioterapia puede solucionar el vaginismo tanto primario como secundario, sea cual sea su origen, y a muy corto plazo. Y resulta lamentable que muchas mujeres sufran durante años una afectación de tan fácil resolución. Espero que, como en tantos otros temas, la divulgación de mujer
a mujer (más que de profesional de la salud a mujer) de un giro de esperanza a las afectadas.
Recursos
Se pueden visitar por internet muchos foros de vaginismo, de variadas tendencias (psicológica, acupuntura,
reiki…) que demuestran, por un lado, la necesidad de buscar ayuda que tienen las afectadas y por otro, que el vaginismo genera un amplio movimiento informativo y asociativo, debido al gran número de mujeres que lo padecen. Una información interesante y extensa la encontramos en el portal “Vaginismus Awareness Network” traducido al español y en el foro www.sexologias.com se puede conseguir ayuda psicológica y
un buen acogimiento grupal.
Fuente: Pilar Pons
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