Tras la mamoplastia de aumento, es frecuente la aparición temporal de cambios en la sensibilidad de los pechos. La causa es la elongación de las fibras nerviosas que llegan a la mama. Esta elongación puede producirse en la creación del bolsillo o debido a la presencia del implante.
Puede haber, una mayor o menor perdida de sensibilidad en la mama, antes estímulos táctiles o térmicos, y una disminución de la sensibilidad erógena en el pezón. Poco a poco se va recobrando y normalizando la sensibilidad.
En raras ocasiones, está perdida de sensibilidad puede ser permanente. Cuanto mayor sea el implante mayor riesgo habrá de perdida de sensibilidad, ya que la elongación de las fibras nerviosas es mayor.
Sin embargo; algunas mujeres, tras la operación, obtienen una mayor sensibilidad erógena en el pezón y areola, posiblemente a consecuencia de una mejora de la autoestima, al mejorar la percepción corporal.
Es habitual que durante unas semanas todos los estímulos sensitivos sobre el pezón (caricias, frío, roce de la ropa, etc.) sean sentidos como dolorosos. Las fibras nerviosas cuando se regeneran al principio detectan el tacto, luego solo transmiten impulsos dolorosos y todo estímulo sobre el seno se interpreta como una señal dolorosa, finalmente se recupera la sensibilidad térmica.
Es normal la sensación de pinchazos o calambres que refieren muchas pacientes, estas molestias son también debidas a la regeneración de las vías nerviosas.
Según Bostwick en su Tratado de Mamoplastia(2001, Ed Amolca) refiriéndose al masaje suave de movilización en implantes de superficie lisa “el masaje es especialmente útil cuando hay hipoestesia y parestesias, las cuales pueden acompañar al retorno de la sensibilidad (...) el masaje de la mama disminuye la sensibilidad, permitiendo que las mamas sean tocadas más cómodamente y con menos ansiedad”. Afirma asimismo que el masaje permite reeducar las mamas al tacto tras la intervención.
Los cambios en la sensibilidad contribuyen a ralentizar la adquisición del nuevo esquema e imagen corporal.
El drenaje linfático manual, aplicado en el postoperatorio inmediato puede contrubuir a la normalización temprana de la sensibilidad.
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